El sebo a veces puede portarse mal, pero sigue desempeñando un papel esencial para nuestra piel. Aprendamos a regularlo en lugar de intentar deshacernos de él por completo y, de paso, purifiquemos nuestro rostro de forma natural.
El sebo es una sustancia grasa segregada por las glándulas sebáceas adheridas a los folículos pilosos (presentes en la dermis).
No solo ayuda a mantener la piel hidratada, flexible y suave, sino que también contribuye al equilibrio de la flora bacteriana de la piel. En resumen, sin él, nuestra piel estaría abrumada. Estaría sometida constantemente a factores externos perjudiciales y nunca estaría correctamente hidratada. En resumen, el sebo es esencial, y no debemos intentar deshacernos de él, sino regularlo, para mantener nuestra piel pura y natural.
También conocido como hiperseborrea, el exceso de sebo es un desequilibrio causado por varios factores. Saber identificarlos es la clave para aprender a regular la producción de sebo.
Empecemos por enumerar los principales factores internos y externos que causan la piel grasa:
Cada uno de estos factores influye en nuestra piel. Cuando uno se expone regularmente a ellos, las glándulas sebáceas se ven atacadas, lo que desencadena la temida sobreproducción de sebo.
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¿El resultado? Una piel clara y purificada, un cutis resplandeciente y, sobre todo, un rostro naturalmente matificado.
Nuestros consejos para frenar el exceso de sebo
¿Sientes que tu piel ya no puede respirar después del maquillaje diario y la exposición a la contaminación? Quizás sea hora de detoxificarse.
Entre buenos hábitos y cuidados específicos para la piel, existen multitud de soluciones naturales para limpiarla desde el interior y devolverle la luminosidad que se merece. Aquí compartimos todos nuestros consejos para que puedas entrar fácilmente en modo «detox».
